Muy pocos viajeros españoles se animan a conocer el archipiélago de las Bahamas. Y es curioso, puesto que fue el primer lugar donde Cristóbal Colón desembarcó en 1942 cuando descubrió el Nuevo Mundo (la llamó isla de San Salvador). Luego, en 1648, llegaron los colonos ingleses procedentes de Bermudas y se establecieron definitivamente. Hoy, viajar a Bahamas es como conocer el Paraíso.
Este enorme grupo de islas se hallan situadas al norte de las Antillas Mayores y al sureste de Florida, a unos 80 kilómetros de Miami. De las 700 islas que contiene, solamente 24 están habitadas. Es un espectáculo. Sin embargo, como decíamos, muy pocos españoles viajan hasta allí cada año.
La verdad es que merece mucho la pena. Actualmente, es un destino de vacaciones soñado. Muchos lo alcanzan en un crucero, o por su cuenta, saltando de isla en isla. Isla de piratas y corsarios -fue escondite del temido Barbanegra– su paisaje es mágico, sus fondos submarinos son de los más codiciados del planeta y la cultura y hospitalidad de sus habitantes es extraordinario. Además, hay miles de experiencias y actividades que se pueden hacer. Aquí tienes las 9 que nosotros recomendamos:
Las Exumas son un grupo de 365 islotes y cayos ubicadas al sureste del archipiélago. Se extienden a lo largo de 290 kilómetros. Son una maravilla, pero sobre todo destacan por sus cerdos nadadores. Cuenta la leyenda que fueron abandonados por unos marineros y que subsistieron gracias a los restos de comida que desechaban los barcos.
Es una curiosidad que vale la pena presenciar. Son un reclamo turístico. Aunque esta isla deshabitada se llame Cayo Big Mayor, popularmente es conocida como la ‘Isla de los Cerdos‘. Eso s, hay que ser responsable y no agobiarlos.
Frente a la costa oriental de Andros se encuentra la tercera barrera de coral más grande del mundo -225 kilómetros- donde no faltan grutas de esponjas e inquietantes cavernas. Los agujeros azules, de fama mundial, abundan en las Bahamas, pero la mayor concentración se encuentra en Andros y sus alrededores. Es la isla de mayor tamaño de las Bahamas y, sin embargo, una de las menos desarrolladas. La llaman «la isla del Espíritu Santo».
De punta a punta tiene 160 kilómetros y 72 de ancho. Cuenta con unas 175 cavernas acuáticas interiores, muchas dentro del Parque Nacional Blue Hole. Las posibles actividades son numerosas: puedes practicar vela, hacer kayak por los manglares o caminatas por sus bosques y senderos (hay 40 tipos de orquídeas), bucear por sus precioso fondo submarino o simplemente relajarse en sus playas desiertas.
Hay más de 2.000 playas en el archipiélago, pero si viajas a Bahamas no puedes dejar de ir a la isla Eleuthera. Su forma es curiosa. Alargada y estrecha como una serpiente. A 80 kilómetros de Nasau, su nombre procede de la palabra griega «eleutheros» que significa «Libre». Eleuthera destaca por la peculiaridad de la arena de sus playas, con tonalidades rosada y blanca.
Las playas son excepcionales en esta isla. Es uno de esos viajes románticos tan solados. Parecen irreales. El contraste de la arena rosada y el agua transparente es digna de ver. Al sur de la isla podrás encontrar una de las mejores playas vírgenes de Bahamas: Lighthouse. Las vistas son fabulosas. El océano Atlántico a un lado y Caribe al otro. Al ascender al punto rocoso del sur, podrás ver las islas al este y luego descubrir el faro abandonado característico de la isla y al cual debe su nombre.
Las Bahamas no son solo playas y relax, también está Nasáu, su capital. Muchos viajeros suelen ir allí a comprar (artículos de lujo libres de impuestos). Sin embargo, esta población tiene mucho más que ofrecer. El centro es muy recomendable. Una joya colonial. Merece la pena recorrer Bay Street, en el centro, donde uno se encuentra con el famoso Straw Market y todo tipo de tiendas de las Bahamas.
Fortalezas del s. XVIII (Fort Fincastle) con cañones y mazmorras, iglesias con mucho encanto y decadentes cementerios donde yacen los restos de piratas. Varios museos de historia, además, ilustran el pasado de la capital y facilitan un estupendo plano con rutas para realizar a pie.
Existen muchas rutas gastronómicas recomendables en nuestro planeta. Pocos conocen Bahamas, y la verdad es que se come muy bien. Hay que aprovechar y sentarse en cualquiera de sus restaurantes. La comida juega un papel muy importante en la vida de los bahameños. Las aguas están repletas de mariscos como langosta de roca, pargo y mero, mientras que en la tierra crecen tomates frescos, pimientos picantes, mangos y aguacate.
Para probar la verdadera cocina de las Bahamas, aconsejamos poner rumbo a la franja Fish Fry en el cayo de Arawak, en la isla de Nassau. Ahí podrás degustar platos nacionales como los tradicionales y sabrosos buñuelos de caracola -carne de la concha marina es dulce- junto con mucho arroz y guisantes.
Uno de los espectaculares más bonitos de Las Bahamas lo encontrarás en Great Inagua. Allí los flamencos superan sobradamente en número a los humanos. El gobierno de las Bahamas convirtió aproximadamente la mitad de la isla en un parque nacional en 1965, y es uno de los lugares al que acudir sin pensárselo.
Muchos viajeros aficionados a la observación de aves viajan hasta esta isla. Hay miles de flamencos. El rosa inunda el cielo. Pero también encontrará varias especies como las garcetas rojizas, garcetas nevadas, garzas tricolores, loros de Bahama, colibríes estrella de madera de Bahama y búhos madrigueros. Y en buena medida, también hay burros salvajes ocasionales entre los manglares.
Junto a Eleuthera, Harbour island es otra de las perlas de Las Bahamas. Es muy pequeña. Puedes ir caminando de una lado a otro en menos de una hora. Muchos residentes se mueven en carritos de golf (por cierto, se pueden alquilar). Además de algunos hoteles a todo lujo, aquí se ubica una de sus playas más conocidas: Pink Sand Beach.
Esta Playa Rosa recibe este nombre por su arena levemente rosada -como resultado de la pulverización del coral- y siempre figura en los primeros puestos de las mejores playas del mundo para vivir una puesta de sol. Cuando la luz impacta en la arena se puede observar un color rojizo que te deja hipnotizado.
Se considera Rum Cay como uno de los secretos mejor guardados de Las Bahamas, hogar de ruinas históricas y vívidos arrecifes de coral. Esta isla tranquila y apartada es el hogar de Hartford Cave, cuyas paredes están decoradas con petroglifos de Lucayan-Arawak, que se cree que es la exhibición más grande de este tipo. Cuando Cristóbal Colón la descubrió, la bautizó Santa María de la Concepción. La isla adquirió su nombre actual más tarde, cuando un buque naufragó en sus cercanías.
El fondo marino es una pasada. Muchos buceadores lo conocen. Pared dinamita es un magnífico ejemplo de los túneles divisibles que cortan profundamente en las paredes de arrecife. Asta de ciervo y otras especies de colgar de la pared y a los lados de los cañones.
A 63 metros sobre el nivel del mar, el monte Alvernia es el punto más alto de las Bahamas. Está coronado por una ermita de piedra gris, construida por un sacerdote católico romano en 1939 cuando se retiro del resto del mundo.
Recomendamos subir por un sendero para caminar por la ladera para visitar este edificio con torretas. Una vez en la cima, serás recompensado con vistas panorámicas de Cat Island y el lejano Océano Atlántico. Impresionante. De abril a junio podrás ver a un montón de tiburones de punta blanca persiguiendo a los atunes que migran hacia Cat Island.
Por Pedro y Christian, fundadores de Humboldt Society
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