Lo primero que hay que resaltar es que el desierto de Tabernas es el único desierto que existe en Europa. Es un hecho científico. Es verdad que hay muchas otras partes del continente que pueden parecer desiertos, pero no lo son: declarado como desierto solo existe el Paraje Natural Desierto de Tabernas. A unos 30 kilómetros al norte de la ciudad de Almería, este tesoro de la naturaleza andaluza, elegido por los mejores cineastas del mundo por sus magnéticos paisajes, merece una visita cuando viajes hacia el sur.
* Este mes de septiembre hicimos una ruta en coche por la costa de levante hasta Almería. Pasamos por lugares tan bonitos como el embalse de Guadalest o el pueblo de Mojacar y comimos las exquisitas gambas Garruchas. Pero el desierto de Tabernas nos impresionó. Subimos en un 4×4 y fue una experiencia muy agradable. Fue nuestro descubrimiento.
Por Pedro y Christian, fundadores de Humboldt-society, agencia especializada en viajes personalizados.
No tiene perdida. Piensa que se trata de una extensión de unos 280 mil kilómetros cuadrados. Lo puedes encontrar al norte de Almería, entre las poblaciones de Tabernas (al que da su nombre), Gádor, Alboloduy, Santa Cruz de Marchena y Gérgal.
Para llegar, solo hay que seguir la autovía A-92 y penetrar en este maravilloso paraje natural, y, una vez allí, tienes la carretera N-340a, que recorre la zona de arriba a abajo. Está en medio de las sierras de los Filabres y Alhamilla y su altura sobre el nivel del mar alcanza los 952 metros.
Lo dicho: no hay otro desierto en Europa. Si quieres saber como es uno, tiene que acudir a Tabernas. La escasez de precipitaciones – ha habido periodos incluso en los que se han superado las 3.000 horas de sol anuales – y la escasez de humedad al estar cubierto entre las sierras de Alhamilla y Sierra Nevada lo que, consecuentemente, ha producido un aislamiento de las corrientes mediterráneas, ha dado como resultado este árido pero espectacular paisaje.
Lo llaman las badlands – malas tierras en castellano –, debido a está formado por cárcavas, barrancos, laderas erosionadas y algunos oasis con palmeras desperdigados a lo largo y ancho de su extensión. La vegetación es casi imperceptible y la fauna que habita en estos parajes están muy protegidas, debido a su peculiar forma de vida. Precisamente eso es lo que hace que estas tierras sean absolutamente cautivadoras. Malas tierras, pero inspiradoras al mismo tiempo.
Grandes artistas y cineastas internacionales se fijaron en este sublime paisaje almeriense para hacer sus películas. De hecho, si pusieramos una imagen del desierto de Sonora o de las alargadas planicies de Arizona al lado de Tabernas, pocos sabríamos decir cual es cuál. Muchas secuencias históricas que pensábamos que se habían rodado en el lejano oeste, realmente fueron rodadas aquí al lado, en Tabernas. Incluso en la actualidad, puede que un día vayas a ver una peli y salgas cautivado por los escenarios y tengas ganas de conocerlos… pues nada, ya sabes, solo tienes que recorrer unos cuantos kilómetros para llegar hasta él.
Durante los años 60 y 70, en este paisaje se rodaron más de 300 películas de western, entre las que destacan “El bueno, el feo y el malo” (1966), “La muerte tenía un precio” (1965) o “Por un puñado de dólares” (1964), en las que el actor Clint Eastwoodbrillaba con luz propia y el cineasta Sergio Leone se convirtió en el maestro del “spaguetti western”. O algunas secuencias de la mítica “Lawrence de Arabia” de David Lean, o la gran megaproducción de Cleopatra, protagonizada por Elizabeth Taylor, o más recientemente cintas como “Indiana Jones y la Última Cruzada” o incluso algunas escenas principales de la exitosa serie de “Juego de Tronos” (para ser exactos, en la temporada 6).
Una de las visitas más recomendables cuando uno llega al desierto de Tabernas está en el mismo pueblo de Tabernas: su castillo fortaleza (alcazaba). Se puso en pie en el siglo XI (tiene orígenes fenicios) durante la época de dominación musulmana. Está algo abandonado, pero sigue conservando un aire auténtico. Es de estilo nazarí y está ubicado en lo alto de un cerro, lo que hacer que para llegar tengamos que subir andando un buen trecho y con unas cuestas interesantes. Una vez en lo alto, las vistas al desierto son impresionantes. Merece la pena hacer el esfuerzo.
Hay que decir que no es justamente lo que se dice un terreno fácil. Es abrupto. Salvo los pueblos y las zonas turísticas de western, el resto está protegido y no dispone de equipamientos de uso público. Por eso vale la pena explorarlo en un todoterreno. Existen diversas empresas que organizan paseos y tours en 4X4.
El Paraje Natural es extenso. Hay que saber donde ir para no perderse los mejores rincones. Lo interesante de estos tours es que te explican – suele incluir un guía experto – el fascinante origen de este desierto, creado hace 8 millones de años, en el periodo del Mioceno, cuando inicialmente fue invadido por el mar, y todavía hoy hay arrecifes de coral fosilizados y restos de animales marinos. También te cuentan algunos secretos y anécdotas que han sucedido a lo largos de los años en las miles de secuencias de cine western que se han rodado. Son rutas de 2 horas aproximadamente, pero te dan una visión mucho más profunda de este cautivador lugar.
Esta es una de las atracciones que no te puedes perder si viajas al desierto de Tabernas. Ideal para ir con la familia. Utilizado en los años 60 y 70 como decorado de las películas de las que hablábamos anteriormente, el Parque Oasys MiniHollywood recrea en la actualidad con mucha verosimilitud el mítico Lejano Oeste: la cantina o taberna con la típica música, el hotel, el banco, la iglesia, la oficina del sheriff, la estación de trenes o la oficina postal. Hay, además, dos museos con objetos que se dejaron de las películas más famosas.
Otra localización también que atrae a muchos curiosos son las cercanas poblaciones mexicanas, donde se refugiaban los fugitivos de la ley. Allí organizan espectáculos de animación, es prácticamente un teatro, donde los salones cobran vida y los pistoleros se enfrentan en duelos al sol, caballos al galope y todo tipo de recreaciones de este genero tan llamativo. También es posible visitar una reserva zoológica – con más de 800 animales de 200 especies distintas – y darse un chapuzón en la piscina (en verano es todo un oasis de placer refrescante).
Si tienes tiempo, a 35 kilómetros de Tabernas está el pueblo blanco de Sorbas. Allí también podemos hallar el paraje natural de los Yesos de Sorbas, un karst horadado por kilómetros de cavernas de morfología muy distinta a las tradicionales cuevas en roca caliza que conocemos. Un capricho de la naturaleza.
Cuevas, cañones, valles, geodas excavados por el río Aguas en un depósito de yeso. Se puede visitar recorriendo su paisaje exterior, o bien adentrándose en alguna de sus cuevas para ver el mundo subterráneo. Es toda una experiencia. La cueva del Agua es la de mayor longitud (ocho kilómetros) y la cueva de Covadura, la más profunda (120 metros). Son galerías repletas de estalactitas y estalagmitas, columnas y cristales de yeso de forma y colores diversos, que a lo largo de los siglos ha originado la acción del agua sobre el yeso. Una visita que no hay que perderse.
Como explicaba antes, el desierto está protegido como Paraje Natural y eso limita sus servicios públicos. En el pueblo de Tabernas no hay muchas opciones para alojarse – un hotel y un par de alojamientos rurales -, lo que significa que has de reservar con mucha antelación para evitar que esté ocupado. Un hotel aconsejable es la Hospedería del desierto. Aunque tambien, y especialmente si viajas con niños, merece la pena las cabañas dentro del poblado western en Fort Bravo.
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