Piscinas naturales de Agaete (norte de Gran Canaria)
La mayor parte de la gente que piensa en la isla de Gran Canaria, se imagina tomando el sol en las dunas de Maspalomas o en alguna de sus grandes playas del sur. Es lo normal. Buen clima, arenales infinitos, gente simpática, excelentes restaurantes. Sin embargo, de vez en cuando, vale la pena poner la vista en el norte, donde hay pueblecitos con encanto como Agaete, que siguen conservando esa esencia marinera: huele a mar, a pescado fresco, a salitre. Precisamente, en este post, nos gustaría acercarnos y darnos un baño en sus antiguas salinas, hoy convertidas en espectaculares piscinas naturales de Agaete.
«En nuestro viaje de 5 días a las islas Canarias este mes de noviembre, una de los lugares que más nos sedujo y no podemos dejar de recomendar es el pueblo de Agaete y sus piscinas naturales. Se accede a través de un caminito sin asfaltar muy agradable. Eso sí, recomendamos ir con unos zapatos de suela dura, no olvidarse la toalla y, aunque hay un minibar, llevarse algo de comida para pasar la mañana.»
Pedro y Christian, fundadores de Humboldt
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Lo bueno que tienen las Islas Canarias es que no te tienes que preocupar por el clima: siempre es bueno, o casi siempre. Las temperaturas suelen mantenerse agradables a lo largo de todo el año; son más frescas en zonas de montaña. Nosotros hemos estado 5 días en noviembre y, tal vez esta época e incluso pleno invierno es una de las estaciones más interesantes para ir, dado que las temperaturas son moderadas y no hace el frío de la Península. No hay nada más sensacional que tomar el sol en pleno mes de noviembre o diciembre.
¿Cómo llegar a Agaete?
Está claro que para llegar a Agaete, primero hay que aterrizar en Gran Canaria. Si te fijas, la forma de esta isla canaria es casi redonda. Tiene unos 60 kilómetros de playas en 236 kilómetros de costa, lo que significa que hay playas para todos los gustos y aficiones. Se trata de la tercera isla más grande del archipiélago canario (después de Tenerife y Fuerteventura). Y ojo, estamos hablando de uno de los lugares del mundo donde el clima es mejor para ir a la playa.
Si ponemos rumbo al noroeste, nos toparemos con el pueblecito de Agaete, que está a 30 kilómetros de la capital, Las Palmas. Los autobuses disponibles desde la capital son la línea 103 si se sale desde la estación de San Telmo o Santa Catalina y el coste es de 4,30€. La forma más fácil y económica de moverse es alquilar un coche, cuya tarifa podría te puede salir por menos de 12€.
Un paseo por el casco urbano
Abrigada por acantilados y farellones, el fértil valle de Agaete, cuna de pintores y poetas, recibe con los brazos abierto al visitante. En el casco urbano del pueblo se ubica la parroquia de Nuestra señora de la Concepción, edificado en el año 1874 sobre las ruinas de una iglesia destruida por las llamas en el siglo XVI. Este templo guarda en su interior dos extremos del tríptico realizado por el pintor Joos van Cléber entre 1518 y 1520. En los que se puede apreciar la figura de San Francisco y San Antonio de Padua.
La tabla central, que representa a la Virgen con el niño se encuentra en la ermita de las Nieves, a poco más de dos kilómetros del casco antiguo de Agaete junto al histórico Puerto de las Nieves, el cual fue conocido como el mayor puerto comercial de la zona hasta bien entrado el siglo XIX. Una mención especial merece también la ermita de San Sebastián, cercana a la parroquia de la Concepción, con su edificación característica de la arquitectura insular.
También se recomienda recorrer la acantilada costa oeste de la isla con sus impresionantes vistas. El Roque Partido, o Dedo de Dios, como se le conoce en la isla, es uno de los lugares más visitados por quienes llegan a este municipio; una roca con forma de dedo que apunta los cielos frente a la entrada de la Cueva de las Palomas. En 2005 este dedo se cortó por un temporal, pero el lugat aun luce espectacular.
Un baño en las piscinas naturales
Como decíamos, todo el mundo habla de las magníficas playas que bordean la costa de Gran Canaria. De su fina arena y sus olas. Pero las piscinas naturales también son una formidable opción. Las aguas son las mismas (igual de salada, proceden del mismo oceano) la arena se convierte en roca y el agua está completamente en calma. Ideal para familias o para aquellos que prefieran darse un baño sin oleaje.
Estas tres piscinas que te recomendamos, antiguamente eran las salinas de Agaete. Contienen unos tubos volcánicos que las conectan con el mar, dejando que se filtre el agua. Están protegidas del mar abierto gracias a unos pilones de hormigón que actúan como los muros de un castillo. Es un placer darse un baño. Además, puedes tomar el sol tranquilamente (y sin llenarte de arena) porque cuenta con un solarium y unas duchas para, al acabar, sacarse la sal.
Por cierto, en estas piscinas también es posible hacer buceo, puesto que al subir la marea, los peces se adentran en el interior de las piscinas y después, al bajar, quedan atrapados allí. El fácil acceso desde el puerto y el pueblo de Agaete también es una ventaja: tardas 5 minutos en coche.
Una parrillada de pescado fresco
Si hay un producto estrella que forma parte de la cocina agaetense, ese es el pescado fresco, sobre todo si este proviene del Puerto de las Nieves. Hay que catarlo: el caldo de pescado, con vieja y sama, preparado con cebollas, papas, cilantro, sal y agua. También es exquisita su preparación frita, asada o a la plancha. Si lo que te gustan son los moluscos, las lapas adobadas a la plancha puede ser una estupenda opción. Y claro, todo mejora con el exquisito arroz preparado en caldo de mariscos. Y si lo que estás buscando son los platos más tradicionales, pídete los sancochos, el estofado de cabrito o el cordero al horno, aunque son más de interior.
Pero nosotros te recomendamos (es indispensable) comerte una buena parrillada de pescado con peces como la vieja o la sama, acompañada de unas buenas papas arrugadas con mojo y un gofio escaldado. Hay varios restaurantes a pie de playa que ofrecen este tipo de parrillada por 30/40€ para dos o tres personas como El Capita, Ragú o Terraza Angor. Si el presupuesto es más ajustado hay otras opciones como el Bar Mi hermano, el típico bar de pueblo.
Hotel Santa Catalina: nuestra recomendación en Las Palmas
Durante nuestra estancia de 5 días en Gran Canaria, seleccionamos el hotel San Catalina. Es un 5 estrellas Gran Lujo situado en el centro de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Es un clásico. Inaugurado en el año 1890, es el más antiguo de las Islas Canarias. Eso sí, lo reformaron el año pasado – con la marca Royal Hideway Hotel- y se nota, porque lo han dejado un lugar muy bonito y confortable.
Las críticas en las diferentes plataformas de reservas hoteleras son muy positivas. En Booking le dan un sobresaliente, con una nota de 9 sobre 10, prácticamente no tiene comentarios negativos. En Tripadvisor la nota también es altísima, un 4 de 5, donde se destacan las vistas, el trato exquisito y el desayuno. Merece mucho la pena. Altamente aconsejable, en nuestra opinión.
Parque Natural de Tamadaba
Si tienes tiempo para hacer una excursión por los alrededores, no te puedes perder el Parque Natural de Tamadaba. Con su hermoso pinar, es un excelente lugar para dar un paseo. La zona posee una de las mayores variedades de especies vegetales endémicas de la isla. Y además, si te va la aventura, desde su cima es posible observar el imponente farallón del Roque Faneque, con sus más de 1.000 metros de caída vertical sobre el mar.
A una hora y media de Tenerife
Por último hay que resaltar un tema importante para aquellos que estén viajando por las islas Canarias y les apetezca saltar de una a otra isla: Agaete es el punto de unión entre Gran Canaria y la isla vecina de Tenerife. Desde su puerto sale el ferry que, en tan sólo una hora y media (comprueba horarios) te transporta hasta la capital tinerfeña. La facilidad de moverte con tu coche hace que todo sea muy cómodo y rápido.